Desde marzo, en el Labo y luego en el Oceanis 40, cocinamos a bordo. El año pasado, el equipo de 2018 eligió preparar todas sus comidas con anticipación en frascos de vidrio esterilizados (y disfrutamos del extra). Como no dedicamos un año entero a tiempo completo a la asociación, no teníamos este tiempo culinario. A pesar de la dificultad que esto representa, queríamos mantener la voluntad de luchar por el “residuo cero” a bordo. Desafío difícil a bordo por varias razones. En primer lugar, en el mar, el agua es un factor limitante. Sin embargo, viviendo con cuatro o más en un barco, se consume mucha agua para beber, cepillarse los dientes y lavar los platos. Además, hay que tomar precauciones en cuanto a la cantidad de agua que se dedica a la cocción. Perrine nos enseña a dosificar correctamente el agua de la pasta y el arroz para no desperdiciarla. Asimismo, el agua caliente utilizada para la cocción de la pasta será útil para limpiar y desengrasar la vajilla antes de enjuagarla. ¡Piensa en economía! Entonces, es necesario ser razonable en energía. Para cocinar en el mar, usamos cilindros de gas. Por lo tanto, es necesario cocinar los alimentos optimizando la energía lo mejor posible. No es que el gas esté realmente limitado a bordo, pero es costoso y el ahorro de energía es consistente con un enfoque de protección ambiental.

​

Compramos en la medida de lo posible a granel o en cantidades muy grandes, buscamos productos de temporada (que es más fácil ya que empezamos desde principios de primavera hasta finales de verano), de proximidad y preferentemente de una agricultura respetuosa con el medio ambiente. Nosotros mismos transformamos la mayoría de los productos y comemos principalmente cosas simples. También es importante avanzar hacia una cocina que minimice los residuos… Modulo lo que encontramos en los puertos de escala por supuesto.